Fomentar la socialización, aumentar la actividad o favorecer la autoestima: beneficios de acudir a los centros de día

Conforme avanza el proceso de envejecimiento, las personas mayores pierden independencia y van requiriendo cada vez más atenciones y cuidados especializados. Pérdida de movilidad, deterioro de las habilidades cognitivas y soledad no deseada son algunas de las situaciones habituales asociadas a esta etapa vital.

A ello se añaden circunstancias y patologías específicas que acrecientan la necesidad de cuidados, como puede ser padecer demencia o Alzheimer, haber sufrido un ictus o presentar alguna lesión física como una fractura de cadera, entre otras.

Como consecuencia, muchas personas necesitan la atención de cuidadores a domicilio o su ingreso en un centro residencial. Pero no son las únicas opciones existentes para aumentar el bienestar y la calidad de vida de las personas mayores, pues también destaca la opción de acudir a un centro de día.

Un centro de día es una instalación similar a una residencia de ancianos, con la salvedad de que las personas que acuden no se quedan a dormir, sino que solo pasan allí una estancia diurna. En ellos cuentan con una asistencia especializada a manos de profesionales que les procuran todas las atenciones necesarias.

– Todos los beneficios de los centros de días para los usuarios –

Pasan tiempo con otras personas de su edad y participan en actividades de distinta índole, de estimulación física y mental. Además de aumentar el bienestar de los asistentes, son un importante desahogo para los familiares, pues supone un apoyo en sus cuidados. Todo ello con la ventaja añadida de que el mayor mantiene su residencia habitual en su hogar. En definitiva, los centros de día reportan muchos beneficios.

En los centros de día se encuentran atendidos por equipos multidisciplinares con profesionales especializados y planes de cuidado individualizados en función de las necesidades de cada usuario. Enfermeros, terapeutas ocupacionales, psicólogos, nutricionistas, entrenadores, animadores socioculturales…

La soledad no deseada es una problemática al alza y en los centros de día se le pone remedio. En ellos conviven y socializan muchas personas mayores, promoviendo así que se sientan acompañados y comprendidos durante las horas que pasan allí. De este modo, aunque regresen a casa y vivan solos, habrán pasado todo un día conversando y pasando tiempo con otras personas con las que entablarán amistad.

Este tipo de instalaciones promueven el envejecimiento activo gracias a la estimulación física y mental de sus asistentes. Con ello no solo propician una mayor calidad de vida, sino que también incentivan la autoestima y la independencia de los usuarios. Actividades deportivas y culturales son recurrentes en estos lugares. Por ejemplo, mediante clases de gimnasia, juegos y excursiones.