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Cómo ahorrar y evitar desperdicio de alimentos con los métodos FIFO y FEFO

Desperdicio alimentos

En españa se desperdicia aproximadamente 1,2 millones de toneladas de comida al año

El desperdicio alimentario tiene consecuencias medioambientales y económicas muy serias. Sin embargo, se puede reducir la cantidad de comida que acaba en la basura, y de paso ahorrar y mejorar las finanzas personales, aplicando en nuestros hogares dos sencillos métodos utilizados por la industria para gestionar cadenas de suministro: el FIFO y el FEFO.

A todo el mundo le ha pasado, y probablemente en más de una ocasión: abrir la nevera para hacer la comida y alguno de los productos que se pensaba utilizar está en mal estado. Como ya no se puede consumir, se tira a la basura.

Aunque los consumidores no son los únicos causantes del desperdicio alimentario global (según la FAO, en 2019 el 14% de toda la producción alimentaria mundial se perdió antes de llegar a las tiendas), los hogares tienen una parte importante de responsabilidad. En España, por ejemplo, se calcula que cada persona tira a la basura unos 31 kilos (o litros) de alimentos al año. En América Latina las cifras no son mejores: el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) estima que en México en 2019 se desperdiciaron 90 kilos de comida per capita y en Colombia, 70.

Además de las consecuencias medioambientales que acarrea (entre el 8 y el 10 % de las emisiones de gases de efecto invernadero están relacionadas con estos alimentos no consumidos) y del problema ético que supone tirar comida en un mundo en el que más de 800 millones de personas pasan hambre, este desperdicio alimentario tiene un impacto considerable en la economía doméstica: se calcula que esos 31 kilos de comida que tira cada español al año le cuestan 250 euros anuales a cada hogar.

Uno de los motivos más frecuentes de este despilfarro —y también uno de los más fáciles de solucionar— es la falta de organización. Prestar atención a lo que tenemos en la nevera o en la despensa y saber cuándo dejará de estar en buen estado es básico para reducir el desperdicio alimentario.

Para conseguirlo, los métodos FIFO y FEFO, cuya eficacia está comprobada desde hace décadas en el ámbito de la logística, ofrecen una fórmula sencilla y práctica para planificar el consumo de los alimentos que tenemos en casa.

“El sistema FIFO es ‘first in, first out’, es decir, lo primero que ha entrado es lo primero que sale”, explica la farmacéutica especializada en innovación, biotecnología y seguridad alimentaria Gemma del Caño. Este método es útil para productos que no tienen etiqueta, es decir, frutas, verduras y otros productos frescos. “Para todo lo que no tenga etiquetada una fecha de caducidad, lo más lógico —y realmente es lógico— es que lo primero que has comprado sea lo primero que gastes, para evitar que se estropee”, indica.

Comida desperdiciada tienda
"A pesar del gran desperdicio de comida realizado por las grandes superficies y por la industria, la mayoría de alimentos perdidos nunca han llegado a la tienda"

Además, también hay que tener en cuenta que algunos alimentos se estropean mas rápidamente que otros. Del Caño subraya, por ejemplo, la importancia de distinguir entre frutos climatéricos y no climatéricos. Los primeros son los que continúan madurando una vez recolectados (tomates, plátanos…) y que, por lo tanto, se pueden comprar en distintos estados de maduración e ir consumiéndolos conforme vayan madurando. Los segundos, los no climatéricos (cítricos, fresas, uvas), detienen su maduración en cuanto se recolectan y ya “solo se van poniendo pochos”. Estos, lógicamente, deberían consumirse cuanto antes.

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